Nuevas formas de ver el cine

Aparte de lo que se cueza mañana en la alfombra roja y los discursos de los premiados, uno de los momentos más interesantes de la gala de los Goya será el discurso de Enrique González Macho como nuevo presidente de la Academia de Cine.

Aunque los ánimos están menos caldeados que en la gala del año pasado, cuando cientos de personas convocadas por Anonymous increparon y tiraron huevos a los asistentes al Teatro Real, la situación de este año no es menos compleja: una Ley Sinde a punto de salir, cambios en los hábitos de piratería tras el cierre de Megaupload y una situación que no acaba de homogeneizarse para las plataformas de cine en streaming. 

Una de ellas es Filmin, que ofrece cine en español y una selección internacional de producciones más o menos independientes. Su director, Juan Carlos Tous, defiende que hay que escuchar la voz de internet. «La gente quiere ver las películas de forma inmediata, cada vez más. Por eso no se concibe que, a fecha de hoy, de los cuatro títulos candidatos a mejor película en los Goya, dos de ellos no estén a disposición del público». 

«El sector está en un momento de transformación», explica Tous, «de demandar un modelo nuevo en el cual se tiene que dejar entrar a internet como una nueva forma de distribución. Esto requiere una nueva redistribución de las ventanas, para lo cual hace falta que hablen todas las partes». Una postura que para él no significa necesariamente restricciones legales. «Soy más partidario de diálogos que de leyes, ver en qué momento puede uno ceder para ayudar al otro y hablarlo entre todos: exhibidores, distribuidores, operadores de telefonía, cines y televisiones». 

Desde la Academia, González Macho avisa que, antes de amueblar la nueva casa, ésta tiene que estar terminada. «Estoy absolutamente a favor de que la situación digital evolucione, pero se tienen que dar las condiciones para que evolucione», avisa. «El año pasado, con el discurso de Álex de la Iglesia, el sabor de boca que nos quedó es que todo iba a cambiar al día siguiente. Pero ha pasado nada. A día de hoy, estamos igual que en los Goya del año pasado. Y mi opinión es que no va a cambiar en un cierto tiempo», afirma el productor y presidente de la Academia. «Mientras estemos en el momento de piratería en el que estamos, las empresas del sector no van a querer entrar en España. Netflix iba a venir en febrero y al final dijo que tararí que te vi. No hay mercado o hay un mercado putrefacto. Se han hecho esfuerzos de portales legales, yo mismo incluido, que son la ruina absoluta, porque no hay una seguridad legal». 

«Álex decía que internet es un presente, pero yo pienso que no es un presente para la industria cinematográfica, porque todavía no hay un modelo que valga», se lamenta González Macho. «La industria debe dar un paso adelante para acercarse al consumidor», clama Tous, casi a la desesperada. «Tenemos que aprender de lo que ha pasado en otras industrias, como la música, para que no suceda lo mismo con nosotros». 

González Macho ha sido criticado por su visión menos optimista que la de Álex de la Iglesia -«me llaman diplodocus, pero pienso que el tiempo me dará la razón»-, lo cual no signifique que reniega de las nuevas tecnologías: «Mi deseo es que haya unos portales estupendos en los que el consumidor-espectador tenga para elegir lo que quiera, que sea de muy buena calidad y que esté a un precio razonable». 
« Eso sí», puntualiza, «tiene que haber garantías. Véase si no lo que ha pasado con Megaupload, con toda ese gente que se ha quedado sin sus archivos. A veces el internauta no quiere ver los peligros que tiene». 

Un internauta cuyo retrato-robot suele incluir un odio furibundo hacia el cine español, algo que desde Filmin desmienten tajantemente. «Cuando hemos puesto La piel que habito y Blackthorn, la respuesta ha sido magnífica. Y vemos que la filmografía de Almodóvar se revisa y que el cine español no tiene por qué ser diferente a cualquier otro cine». 

Para González Macho, se trata de una cuestión de formación del público, especialmente el más joven: «La culpa no es de ellos. Si se hubiese tolerado que, cada vez que les apeteciese escuchar música, se fuesen a la planta baja de El Corte Inglés, se llevasen un disco y lo escuchasen en su casa, ahora no estarían en internet, sino en la planta baja de El Corte Inglés».

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