El futuro de la movilidad

Movilidad: esto es lo que viene

Desde infraestructuras físicas hasta plataformas digitales, la movilidad se está volviendo cada vez más conectada, libre de emisiones, autónoma, compartida y bajo demanda . Las aplicaciones móviles lo han hecho parte de la revolución, permitiendo de facto el desarrollo de servicios para compartir vehículos cada vez más eficientes, económicos y fáciles de usar. Todo esto está cambiando la forma en que la gente se mueve alrededor de las ciudades.

Mucho más ya ha llegado o está llegando.

Los vehículos eléctricos y autónomos, combinados con una optimización en la recolección y procesamiento de datos, proporcionarán los elementos fundamentales para finalmente entender qué soluciones están buscando las ciudades. Las tecnologías, si se explotan adecuadamente y se integran con nuevos modelos sociales, podrían ayudar a las ciudades a ser sostenibles y, sobre todo, a tener éxito en interrumpir un crecimiento caótico y sin sentido.

¿Cómo podría ser la nueva movilidad urbana?

Aquí hay algunas posibilidades interesantes en las diferentes áreas que están por venir:

La movilidad será mucho más barata. Las grandes ciudades ahora reúnen un número impresionante de personas. Millones. Ciertamente, no es posible seguir un modelo en el que todos tengan un automóvil privado. Los estacionamientos nunca serán suficientes, nunca dejaremos de tener atascos de tráfico, el mantenimiento de la infraestructura siempre será antieconómico.

Pronto los pasajeros podrán utilizar la movilidad "combinada", logrando así maximizar el número de pasajeros por automóvil.

La movilidad será cada vez más sostenible y los beneficios ambientales relativos también pueden lograrse mediante el reemplazo de los vehículos de gasolina por los eléctricos. Habrá más equidad social. Los nuevos modos de transporte permitirán que la ciudad sea rediseñada de manera inteligente, haciéndolos accesibles a todos. Financieramente sostenible. Los problemas de financiamiento podrían ser aliviados por el hecho de que las inversiones costosas en infraestructura nueva serán reemplazadas por iniciativas livianas, lo que aumentará la eficiencia de los recursos públicos y privados existentes.

Hasta la fecha, el resultado de la primera ola de la revolución de la movilidad urbana no ha hecho que la situación sea menos caótica. Las autoridades públicas no tienen modelos para trabajar con nuevas herramientas, ni existe un marco regulatorio adecuado . Esto significa que en muchos casos los nuevos operadores tienen o pocas restricciones o tienen demasiadas. Servicios como Uber, Didi y Lyft han volcado la vieja industria del taxi.

El desarrollo de servicios de uso compartido de automóviles de flotación libre , como algunos modelos para compartir bicicletas y scooters, ha representado un nuevo desafío para los funcionarios de la ciudad, que están acostumbrados a los sistemas tradicionales para compartir, con muelles o espacios dedicados y no tienen políticas. en el lugar adecuado para nuevos enfoques. Además, las ciudades ahora tienen que tratar con un gran número de operadores, en lugar de unos pocos proveedores conocidos.

La investigación etnográfica llevada a cabo en París en el verano de 2018, en colaboración con la agencia digital francesa My Little Paris, encontró que aunque el 75% de los ciudadanos de 25 a 45 años han probado nuevos servicios de movilidad, menos El 6% confía en ellos para su recorrido diario. Todavía poco.

Incluso los nuevos servicios de movilidad no han reducido la congestión. Por ejemplo, un informe de 2017 del ex funcionario del Departamento de Transporte de EE. UU., Bruce Schaller, concluyó que los servicios de conducción han empeorado el tráfico en las carreteras más transitadas de Nueva York, lo que lleva a la reciente decisión de limitar el tráfico. Número de licencias de alquiler de vehículos.

Estos estudios muestran que sin mecanismos de optimización que consideren todos los vehículos, nada cambiará. De hecho, los vehículos autónomos, que pronto llegarán al mercado, podrían congestionar aún más el tráfico, en carreteras que ya se encuentran en el límite.