Cuando la belleza del cuerpo no coincide con la belleza del intelecto

Pese a la tregua de ayer y de hoy, los días de solana han hecho que por las calles aflore el Adán de todos los veranos. Por ahí se le ha visto ya, con el torso desnudo, andando todo impúdico y contento. Se le ha detectado por el bestiario humano de Marqués de Pickman. Ha sido visto por la Alameda de Hércules, bajo el agua micronizada que sale de un extraño fontanal. Y ha sido visto también en la embobante pasarela de la calle Tetuán. Véanlo. Bañador de marca cara, chancletas, camiseta sobre el cuello, al modo de las morcillas de los costaleros. 


Es común verlo también con la camiseta sujeta a la tira del bañador o del pantalón pirata. Con el verano llega la fiesta soez de los despojos. El Adán de ciudad interior luce así su abdomen a lo Ronaldo. Pareciera tallado por la gubia de un imaginero. Pienso en las viñetas homoeróticas del gran Nazario. Espaldas musculosas. Muslos y pantorrillas de modeladas curvas. Tren superior y tren inferior armónicos y perfectos. 

El calor recubre la anatomía del Adán con una peliculilla de agua como aceitada. Las admirables Chonis están encantadas con el Adán de turno. A veces se les ve al Adán y a su nínfula andando a la par. Ella, en la plétora de su mocedad, remite a los ensueños eróticos que recrean la oculta pasión por las charcuteras y otros variantes de género. De modo que por ahí van la Choni y su Adán. Qué tontería se le ocurrió a Campoamor: "Pero más triste es todavía el amor de dos en compañía". 

No es el caso del Adán ni el de su Eva, esa ‘celebrity’ de Tres Barrios. Su amor es evidente que luce alegre. ¿Triste amor de dos en compañía? Se deduce que el fornicio debe darle alegría a estos cuerpos espléndidos.

A la vera del río, por el Paseo Juan Carlos I, el Adán deportivo se cree con derecho a descamisarse por el esfuerzo. La musculación alcanza aquí cierto éxtasis de tensión. Y el torso rebrilla con el aceite de la vida, que baña por completo la piel exfoliada, tostada ya por el sol playeril. No obstante, la musculación anatómica no coincide a veces con la musculación del intelecto. 

Resulta que ciertos rapados craneales nos inducen a la sospecha. De cuerpo hacia fuera, el Adán deportivo enseña el trabajado vigor de la carne. Pero, de cuerpo hacia dentro, se oculta quizá una tara de inteligencia por falta de ejercicio. En esta ciudad se puede estar en paro; pero no poder ir al gimnasio es mayor tragedia aún. Los niños sin recursos cuentan con el plan de la Junta para tres comidas diarias. Pronto se aprobará otro plan para asegurar las tres visitas diarias al gimnasio. Hambre y ‘fitness’.

¿Triste amor de dos en compañía? Se deduce que el fornicio debe darle alegría a estos cuerpos.

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