Los mayores merecen un respeto

Recuerdo cómo Gerard Piqué me hablaba entusiasmado de los veteranos del Manchester United allá por 2008. Entonces era un aprendiz en la zaga de los diablos rojos y contaba que tipos como Neville, Scholes y Van der Sar merecían un respeto especial entre los jóvenes del vestuario por la experiencia acumulada. «Te hacen crecer a pasos agigantados», explicaba. También le sirvió escuchar los consejos de Iván Campo, entonces en el Bolton, a quien denominaba el capo de los españoles que emigraban a la Premier. El motivo: «Se las sabe todas». 

La misma sensación, más acentuada si cabe, debe recorrer estos días las plantillas del Arsenal y del Manchester United con los regresos de Thierry Henry y Paul Scholes, sobre todo entre las promesas. Desde que apareció ante el Manchester City, el centrocampista pelirrojo no ha desdibujado la sonrisa de su cara y la ha contagiado al resto. Lo mismo ha ocurrido con el delantero francés. Basta ver cómo el portero Szczesny o el español Héctor Bellerín, del filial del Arsenal, describieron extasiados en Twitter sus sensaciones tras el gol de Henry ante el Leeds. «Una de las mejores experiencias que he tenido. Pelos de punta», exclamaba el adolescente formado en la cantera del Barça. 

Curiosamente, estos refuerzos han protagonizado el mercado de invierno de la Premier un año después de la millonaria operación de Torres al Chelsea y Carroll al Liverpool, infructífera hasta la fecha en ambos casos. Ahora los clubes están obligados a mostrar sus dotes de ingeniería presupuestaria ante la nueva regulación financiera de la UEFA y el actual clima económico. Henry o Scholes representan una solución obligada por las circunstancias. Los dos ya no son un portento físico, pero no hay que menospreciar su aportación mental al vestuario en un deporte volcado en el culto a la juventud y el éxito por la vía rápida. No es casualidad que la irrupción de Scholes, con gol incluido al Bolton esta jornada, coincida con la disputa contractual entre el Manchester United y Ravel Morrison, un prometedor centrocampista de 18 años que, según Ferguson, se ha excedido en sus pretensiones. El respeto no es fruto de un día, se gana a lo largo de los años en el terreno de juego y no en los despachos. Como la vida misma...

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