Carta al rector.

Me refiero a usted, Salustiano Mato, rector de la Universidad de Vigo. Sé que la institución que usted dirige se está esforzando por ser puntera a nivel nacional e internacional y que, no en vano, se le ha concedido un sello de excelencia por ello. Sin embargo, de poco sirve que haga acopio de prestigio y méritos con una mano firme si la otra, más laxa, consiente su fuga a raudales.

En los últimos meses desfiló por su despacho un asunto espinoso que ponía en jaque la honorabilidad de la Universidad de Vigo, un motivo de vergüenza que exigía medidas rotundas e inmediatas, pero que al parecer no fue digno de su interés ni su autoridad. Recordemos los hechos. El 11 de enero de este año, la revista norteamericana Journal of Chemical and Engineering Data retiró dos artículos firmados por siete científicos de su universidad, con el ex decano de la Facultad de Ciencias de Ourense Juan Carlos Mejuto a la cabeza. Tras analizarlos concienzudamente, los editores los consideraron «publicación duplicada», alegando en ambos lo siguiente: «Partes significativas de este trabajo ya han sido publicadas por otros autores». Se referían a investigadores chinos de la Universidad de Hunan. De semejante bochorno ya se hizo eco el Frankfurter Allgemeine Zeitung. También de las atribuladas explicaciones de quienes perpetraron el copiaypega, en las que prefirieron confesar un delito de chapuza y negligencia antes que admitir el plagio. ¿Acaso alguno de esos pecados se puede considerar venial?

Todo eso, como digo, ya fue contado, y debió de merecerle cierto sonrojo, señor rector, el justo para crear una comisión de investigación que, como todo el mundo sabe, es siempre la mejor manera de no hacer nada. Coherente con la tesis oficial, el comité de sabios dictaminó en pleno mes de julio que, efectivamente, los investigados eran responsables de un cúmulo de errores reprochable, pero no de una réplica.

Hasta ahí, la broma era de mal gusto, otra de tantas en una universidad en la que la corrupción y el trampeo de todo tipo están a la orden del día. Sin embargo, ahora nos enteramos de que Gonzalo Astray, alumno de doctorado de Mejuto, firmante de aquellos artículos y autor de una tesis muy relacionada con ellos, encabeza por unas décimas la lista de candidatos al premio extraordinario de doctorado en el área de ciencias. A propuesta de otra comisión, claro. No digo que este candidato no sea merecedor de semejante espaldarazo a su carrera, pero... ¿no hay nadie en la Universidad de Vigo con méritos superiores o iguales y un expediente incólume y libre de sospechas? Si no lo hay, mal porvenir le espera a la institución, pero se adivinan otros motivos en la tramoya de este despropósito: ¿devolución de favores? ¿presiones? ¿intereses? Algo huele a podrido desde hace tiempo en el virreinato de Orense, pero está por ver si ese algo cuenta con su complicidad.

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