Sobre la fidelidad y el amor

El otro secreto de la incombustión de Jaime Peñafiel es la compañía de Carmen Alonso, la mujer con la que contrajo matrimonio en Miami en 1984. «Ella es mi gobernanta porque, para muchas cosas, soy el más torpe del mundo. No sé conducir, ni tampoco nadar. Tampoco entiendo de ordenadores. Si no llega a ser por ella...». Y proclama: «Sigo profundamente enamorado». ¿Y ella? «Nunca he tenido celos, ni profesionales ni personales. Los amores que he tenido han sido plenos». 

Peñafiel presume también de estar en plenas facultades físicas; no sólo en la calle sino también en el tálamo. «No necesito ningún complemento químico para mantener estaactividad. Convivo con una persona que me seduce cada día y además, tengo mucha imaginación». ¿Acaso disfraza a su esposa de doña Letizia en una suerte de parafilia realista? «¡Qué va! Carmen es más guapa». Y además le cuida... «Y yo también la mimo. Soy una persona leal en todo: afectiva y profesionalmente».

Entonces, ¿por qué siempre presume de que vale más por lo que silencia que por lo que cuenta? «Hay cosas que las callaré mientras viva. Tengo un archivo guardado con fotos, artículos, grabaciones, cartas... A mi edad, a veces me da miedo saber tanto. Hace unos días, recibí unas fotos de Letizia deliciosas que procedí a guardar. Venían de Guadalajara. No son imágenes criticables porque cuando vivió en México, ella era una muchacha joven, independiente y moderna. Pero con Letizia pasa lo mismo como con Jesuscristo, que no tuvo vida antes de los 30». Y se dirige a la princesa: «Letizia, tranquila. He dejado instrucciones a Carmen para que queme todo cuando me muera. Aunque a lo mejor, lo hago yo mismo». 

Peñafiel prosigue sereno. Cualquiera diría que en realidad no tiene intención alguna de morir. «Mi archivo no lo conoce ni Carmen. Profesionalmente, soy tan fiel que nunca he traicionado a ninguna fuente ni a nadie que me haya contado nada en confianza. Sentimentalmente... posiblemente sí que haya sido infiel alguna vez». ¿En eso también va su vida pareja a la del monarca? «Me parece que hay cuestiones íntimas que se deben respetar». 

Y vuelve a presumir de su bonhomía y de su perfecta salud sexual, aunque como siempre, se muestra enemigo de los excesos: «Todos los días es galguería; una vez a la semana es cosa sana: una vez al mes, eso qué coño es». Retoma entonces el paralelismo: «Don Juan Carlos es genéticamente Borbón. Con eso está dicho todo. Pero repito, este tipo de cosas han pertenecido siempre a su intimidad. Después de la caída en Botsuana, todo el mundo se cree con derecho de hablar de la vida privada del rey». Peñafiel olvida que es precisamente por una cuestión tan íntima como la sangre por la que se llega a ser rey. «Ese quizás sea el fallo de la monarquía». 

Recuerda entonces que hace unos días se especuló sobre un posible embarazo de la princesa después de que trascendiera que el rey Juan Carlos le había dado la enhorabuena en un desfile militar. «No lo veo posible porque aún tienen que reformar la Constitución. Quizás, don Juan Carlos la felicitó por la boda de su hermana Telma. ¡Vaya dos! Creo que Jaime del Burgo y ella nos van a dar muchas portadas. Aún creo que el artículo ése que escribió poniendo a parir a los periodistas era casi querellable. 

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