La carcoma se come columnas del siglo XVII

«Estaba muy mal, sobre todo aquel lado; cualquier día podía haber caído». Paco, vecino de Colmenar de Oreja, apura una cerveza en los soportales de la hermosa plaza del pueblo, estos días rodeada de andamios, mallas y vigas. Un importante despliegue de obra después de que técnicos municipales observaran que la carcoma estaba destrozando esta soberbia plaza porticada castellana, construida en el siglo XVII. 

Los xilófagos se habían apoderado de la plaza, carcomiendo las vigas de los edificios, de dos plantas, y obligando al Consistorio a colocar refuerzos donde Paco apunta con su dedo, en el sector sur de la plaza. Esos refuerzos de sujección (apeos) no eran, sin embargo, suficientes. El problema era integral al entorno. 
Por ello, la Comunidad de Madrid aprobó de emergencia la restauración de los pórticos para intentar evitar posibles derrumbes. De hecho, pese a que el Consejo de gobierno aprobó la acción el pasado jueves, las obras ya comenzaron hace mes y medio por parte de una importante empresa de restauración. «Cuando fuimos a verlo nos dimos cuenta de que el ataque de carcoma era preocupante», explica Luis Serrano, arquitecto y jefe de área de Conservación y Restauración de la Comunidad de Madrid. 

Durante la obra se está actuando por diferentes frentes. Primero, decapando las vigas por dentro para saber si están podridas o no. «La carcoma es muy difícil de ver porque es un animal que huye de la luz y va comiendo la madera por dentro», dice Serrano. 

Una vez se realiza este muestreo, las vigas en muy mal estado se cambian por otras nuevas, y a las que tengan algún defecto importante se les coloca una prótesis de madera nueva en el tramo estropeado. Siempre de madera de pino, como la original, pero este reemplazo ya tratado «contra la humedad y la carcoma», según afirma José Pedro Barrionuevo, gerente de la empresa que ejecuta la obra. 

Parte del trabajo pormenorizado que realizan los obreros es hacer tacos e inyectar en todos los pilares un líquido especial anticarcoma que absorbe la madera. En total, cuando acabe la obra, prevista para un plazo de seis meses, se cambiarán más del 80% de los pilares durmientes (sobre los que recae el mayor peso del edificio) y se usarán cerca de dos kilómetros de listones de madera nuevos. 

Otra de las actuaciones es la mejora de la techumbre. Se ha colocado entre las tejas y la estructura de la construcción una tela asfáltica impermeable que impedirá que la lluvia dañe la madera. Y también se ha procedido a cambiar las tejas estropeadas, siempre tratando de mantener las viejas más visibles (encima) para respetar al máximo «el arte popular de la plaza», según el arquitecto del Gobierno regional. 
Afortunadamente, y aunque la carcoma había causado un enorme daño a los pórticos, no se produjo ningún derrumbe ni ningún daño en las viviendas que dan a la plaza y cuyas terrazas son ahora sobre las que se realiza la actuación. 

La obra, que no incluye un sector que sufrió un incendio las pasadas Navidades -esa obra la realizará el Ayuntamiento a través del plan Prisma- y que tiene un presupuesto de 605.000 euros, ha provocado ciertos recelos entre los comerciantes de la turística plaza por impedir el tráfico por una de las entradas. «Si es que las mallas nos tapan y casi no se puede acceder... hemos bajado las ventas más de un 70%», asegura Javier, trabajador de un estanco; una opinión compartida por el resto de comerciantes y hosteleros del espacio.

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