Las chicas chinchin
Las descocadas chicas «chin chin» (marca registrada) tendrán que buscarse pronto la vida. El programa que las lanzó a la fama, Colpo grosso (la versión original de iAy qué calor!) se despedirá de la televisión italiana a finales de mayo, después dé cinco años de emisión. ¿Se agotó ya el filón? ¿Tan puritana se ha vuelto la audiencia? Ni lo uno ni lo otro.
La muerte definitiva de Colpo Grosso, uno de los programas «bandera» - del modelo televisivo de Berlusconi, es el último capítulo de la «marcha atrás» que está implantando el magnate italiano en todos sus canales. También hay una razón política: la cadena Italia 7, donde se emite el programa, cerrará sus puertas en el mes de agosto por imposición de la ley antimonopolio. Colpo Grosso se emitió por primera vez en 1987 y fue todo un «boom».
Según su productor, Giancarlo Betté, existe una sola razón para su éxito: «A los hombres les gusta ver a chicas guapas ligeras de ropa, y viceversa». Presentado por Umberto Smaila el programa tuvo una audiencia superior al millón y medio de espectadores, todo un éxito.
Smaila dio la cara durante casi cinco años. La gente acabó por cansarse de las bromas de Smaila y pedía más fuego. Al menos eso es lo que pensaron los inventores del programa, que le pasaron el testigo a Maurizia Paradiso, un transexual que consiguió subir el clímax a finales del año pasado. Colpo grosso se llenó entonces de mujeres «domadas» fusta en mano por la masoquista ambigüedad de la Paradiso. No se cumplieron las expectativas: la audiencia se quedó estancada en torno al millón de espectadores. Había que buscar una nueva fórmula.
Volvieron a entrar los hombres en acción. El timón de la nave quedó en manos de un guaperas a lo Tom Cruise y de una sosa muñeca Barbie. El juego subió el listón de los «strip tease» integrales. El espacio se emite aún de lunes a viernes, en sesión doble, de noche y de madrugada. Para cerca de un millón de italianos Colpo grosso es algo así como el pan nuestro de cada noche. A partir de junio, si quieren verlo tendrán que ir a Alemania, donde triunfa por todo lo alto. El programa, vía satélite, se llega a sintonizar en Japón y Australia. Hace un año, a punto estuvo de ver la luz la versión norteamericana, pero lo impidió la ola puritana de la «era post Reagan». Pero los productores del original iAy qué calor! no escarmientan.
En septiembre atacarán con una superproducción erótica europea, a caballo entre Juegos sin Fronteras y el juego de las prendas. Los italianos, en plena recesión sexual, no lo llegarán a ver. Peor para ellos.
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