El compadreo de los políticos

Todos los partidos políticos con alguna función de gobierno se han financiado en parte por el procedimiento de las comisiones o «donativos» de las empresas que contratan con Administraciones públicas. Segunda: El PSOE ha venido haciendo eso a lo bestia, por dos razones: porque acumula más poder que nadie, y porque la doctrina juanguerrera del enriquecimiento súbito de la izquierda ha sido un espectáculo permanente y nada ocasional. Tercera: 

Los máximos dirigentes de los partidos conocían, cuando no alentaban, el sistema de financiación irregular de sus formaciones, pero en el bien entendido de que, en caso de destape de la olla, no conocerían a nadie. Cuarta: Aznar nunca pensó que se levantase el escándalo que ahora padece el PP porque partía de la base lógica de que todos estaban en el mismo saco y nadie rompería esa baraja; con lo que no contaba era con el gran Manglano, luminaria de la pardillez política, que se dejó utilizar bobamente por la policía. Quinta: El cúmulo de irregularidades de la policía, bien descrito en el informe Ruiz-Gallardón , no tiene nada que ver con tráficos de drogas ni nada semejante; todo forma parte de la venganza de Felipe y Guerra contra un Aznar insensato que no aceptaba el compadreo. 


Sexta: Este informe es un expediente para salir adelante con la estrategia de hacer exactamente lo contrario que el PSOE, pero sin hacer más daño que el indispensable. Así, pues, lanzadas a moro muerto y, aprovechando que por donde pasa el Pisuerga es justamente por Valladolid, un puntazo a los que se estaban convirtiendo en los pretorianos de Aznar. Séptima: Ruiz-Gallardón se cuida muy mucho de no emplear la expresión «Clan de Valladolid» porque de lo contrario, en buena lógica, habría tenido que incluir en él a Juan José Lucas, por ejemplo, y proclamar que el jefe de todo no era otro que el propio Aznar, que es quien a fin de cuentas ha «tirado» de ellos hacia Madrid. Octava: el PSOE ya ha demostrado que antes de que nadie le haga sombra electoral está dispuesto a morir matando, como suele decirse. 

Ni consideraciones de Estado, ni zarandajas de ésas. Aquí, al Presupuesto, y lo demás son monsergas. Estas ocho proposiciones son puramente imaginarias, y por tanto indemostrables. Es más: todas y cada una de ellas han sido desmentidas en algún momento por sus protagonistas. Por eso digo que nadie tenga la ocurrencia de demandarme o enviarme una querella, porque esto es sólo un ejercicio teórico-imaginativo-filosófico-melancólico. En caso de investigación, declaro por anticipado que no existo. Pero alguien tenía que decir estas cosas,alguna vez, aunque sólo fuera para comprobar que de las negaciones en cascada de todos los aludidos (y otros muchos más) se puede llegar a unos resultados francamente verosímiles. Cualquier parecido de estas proposiciones con la realidad es... lo que el lector quiera que sea.

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