Igual que en una consola, pero sin ella

Puede que la nube no te suene a nada, pero estamos en ella todo el día. Una buena parte de los archivos que utilizamos a diario (vídeos de YouTube, correo electrónico, música de Spotify...) están en la nube. No los tenemos almacenados en nuestro ordenador, sino que están en servidores remotos, a miles de kilómetros de distancia y nosotros los disfrutamos desde nuestra casa, vía on line.

En 2009, la compañía Onlive anunció que estaba preparando un servicio homónimo destinado a jugar en la nube. En realidad, esto ya existe, pero con juegos pequeños como los que ofrecen las redes sociales o los que hay en los navegadores. Lo que Onlive propone es llevarlo a los títulos más punteros. Nosotros estaríamos manejando a los personajes desde nuestra casa, pero sería un ordenador a miles de kilómetros el que ejecutaría todas las operaciones. Simplemente, tendríamos que conectar a la televisión o a un monitor el adaptador de la imagen -que incluye conexión Ethernet, dos puertos USB, otro Mini USB, una salida HDMI y Bluetooth para el mando inalámbrico- y accederíamos al menú de Onlive. El servicio ya es una realidad en Estados Unidos, aún en fase de pruebas, y la suscripción cuesta 9,99 dólares al mes, unos siete euros al cambio, aunque luego hay que pagar por los juegos hasta 50 dólares, en función de cuál sea y si lo adquirimos o sólo lo alquilamos. El servicio cuenta con una lista de más de 50, como Borderlands, Homefront o Assassin's Creed: La Hermandad. Varias compañías importantes del sector apoyan esta idea.

El sistema tiene grandes ventajas. Sobre todo, que no se necesita un ordenador potente o una consola de última generación para poder jugar, ya que todo se ejecuta desde los servidores centrales. Además, es muy fácil de usar, tan sólo hay que conectar el adaptador a la tele. Pero también tiene algunos inconvenientes que de momento son difícilmente solucionables. La capacidad de banda ancha necesaria para que funcione correctamente es mucho más alta de la que disfrutamos actualmente en España y muchos países occidentales. También son un problema las enormes inversiones que se requieren para adquirir servidores con potencia suficiente para procesar los juegos, así como la latencia, el tiempo que transcurre entre que pulsas un botón y esa información le llega al ordenador.

Estos inconvenientes hacen del que algunos llaman el Youtube de los videojuegos una solución poco viable a corto plazo, aunque para muchos en la nube está el futuro de la industria. Onlive es de momento la compañía que más fuerte ha apostado por esta tecnología, pero ya tiene competidores, Gaikai y Otoy, que demuestran que en los próximos años 'la nube' puede cobrar mucha importancia en el sector de los videojuegos.

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