La olla que vale su peso en oro.
No importa lo que esté cocinando, siempre parece que busco la misma olla.
Mis esfuerzos por despejar mi casa me han llevado a pensar profundamente qué artículos del hogar le dan más valor a mi vida. Particularmente en la cocina, que tiene una tendencia a acumular desorden porque muchas herramientas tienen funciones especializadas, he estado prestando más atención a los elementos que uso con mayor frecuencia y cuáles son los más versátiles.
Un artículo destaca sobre todo: un horno holandés hecho por Le Creuset . Parece que, todos los días, no importa lo que esté haciendo, este es el bote que busco. Si está familiarizado con la icónica marca francesa, sabrá exactamente de qué estoy hablando: una olla redonda, roja, de 5.5 litros, con una tapa sólida y bonita y un mango negro. (También tengo un mango inoxidable adicional que puede reemplazar el negro si estoy horneando a altas temperaturas).
Mi esposo compró la olla poco después de casarnos, luego de una conversación con el personal de The Healthy Butcher en Toronto. En ese momento pensé que era una compra bastante espontánea y demasiado costosa, considerando la poca cantidad de dinero que teníamos, pero estaba decidido a aumentar nuestra colección de utensilios de cocina, de manera lenta pero segura. Resulta que tenía razón; rápidamente se convirtió en una de mis cosas favoritas de todos los tiempos para usar.
Esa olla Creuset es como el equivalente analógico de una olla instantánea. Lo hace todo. De hecho, casi no hay nada que no haga. El fondo grueso y grueso lo hace bueno para salsas sensibles al calor como la bechamel, el pudín de vainilla, las natillas para helado y el caramelo. El hierro fundido se calienta maravillosamente para dorar verduras, carnes y caramelizar las cebollas. El interior del esmalte se lava y no conserva sabores fuertes, por lo que no dudo en usarlo para curry y dals picantes y salsa boloñesa a fuego lento.
Gracias a una tapa pesada que encaja perfectamente, hay innumerables platos que puedo comenzar con la estufa y transferir al horno, como estofados, chili, estofado, risotto de hongos al horno y frijoles. Es perfecto para hornear panes de pan mojado sin amasar y otros panes fermentados de crecimiento lento, lo que le da una corteza divinamente crujiente, como algo sacado de una panadería artesanal.
Cuando tengo un montón de hojas verdes para saltear, prefiero el Creuset a una sartén porque puedo verter todo y se freirá en poco tiempo, con menos aceite escupiendo y menos tiempo para cocinar. Es ideal para grandes lotes de col rizada, coles, espinacas y rapini.
He usado esa olla como molde para pasteles en una pizca, para hacer un pastel de café con arándanos, y ha funcionado bien para los panes de pan de maíz con queso. Incluso apareció una vez en medio de una elegante mesa de té de la tarde, actuando como un ponche para la limonada.
Le Creuset también me atrae porque representa un estilo de fabricación que hoy en día se está perdiendo. Todavía hecho a mano en Francia, cada olla toma diez horas para hacer y es manejada por 15 personas. En ese contexto, es más fácil entender una etiqueta de precio que suele estar en la mitad de los 300.
Esta es una herramienta que está diseñada para un uso constante y una vida útil indefinida. El chef y autor de pastelería David Lebovitz visitó con suerte la fábrica de Le Creuset en Francia y describió por qué cree que esta marca sigue siendo tan relevante después de casi un siglo en el negocio, prácticamente sin cambios en su proceso de fabricación:
"A diferencia de un reloj de lujo o un bolso Hermès, una cacerola, una sartén o un plato gratinado de Le Creuset es algo que se puede comprar y usar todos los días. Si compra una olla o sartén de hierro fundido esmaltado Made in France Le Creuset, estará poseer uno que se puede transmitir por generaciones, al igual que en Francia".
Para mí, ese es un concepto hermoso, y vale la pena la inversión inicial. Después de casi una década de usar esta olla a diario, puedo decir con confianza que es difícil imaginar la vida sin ella.
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