Todavía queda gente que quiere a Ronaldo

La vía Monte Napoleone, donde se agrupan una detrás de otra las tiendas más lujosas y fashion de Milán, estaba abarrotada la tarde del lunes de compradores, paseantes guapos y elegantísimos y de un grupo compacto de más de 100 personas que se agrupaban en torno a Cova, un salón de té de tipo clásico, donde va la gente bien a tomarse una pastas y un capuccino.

Televisiones, radios, periodistas y curiosos con cámaras de aficionado se apretaban contra las ventanas y esperaban en la puerta la salida de alguna estrella del cine -eso pensaba todo el mundo-, de esas que invitan los diseñadores a la primera fila de sus desfiles.

Pues no, quien merendaba tranquilamente en el interior -antes de salir a recibir un cálido baño de multitudes, como no lo han tenido ni Sharon Stone ni la mismísima Tina Turner, invitada al desfile de Armani- era Ronaldo, nuestro ex Ronaldo, que el día anterior se había estrenado en su nuevo equipo, el Milán, con dos goles marcados sin esfuerzo, como si bailara la samba de carnaval.

Cuando los fans de la puerta escuchaban a alguien hablar español, todo era puro asombro y hasta agradecimiento. «¿Pero cómo han dejado en el Real Madrid marcharse a un jugador de esa talla?».Y todo así, hasta que salió Ronaldo, feliz y contento, con cierta sonrisa de revancha cuando se dio cuenta que había españoles entre la multitud.

Las pasarelas convierten a Milán en la capital mundial de la moda. Cada diseñador compite por sentar a la gente más importante entre sus invitados. Sin embargo, Krizia tenía entre las modelos de su desfile a Mary de Villepin, la hija del primer ministro francés, amparada bajo el falso nombre de Mary Steiss. Nadie se enteró, hasta mucho después, de quién era aquella jovencita rubia de ojos azules, y más que discreta, que no quiere abusar del nombre y la posición de su padre.

Armani contó con una Tina Turner en plena forma y con Helen Windsor, la sobrina de la reina Isabel, que hace de embajadora suya en la corte de Londres. También asistió a su desfile Antonia Dell'Atte, mucho más delgada y en forma después de su paso por Mira quien baila, y a punto de ir a Los Ángeles para ver a su hijo Clemente Lequio, que estudia allí.

Giorgio Armani organizó una gran fiesta después de su desfile.Allí estaba el todo Milán, desde los Agnelli hasta otros personajes de las finanzas y la política, en el museo Triennale para la inauguración de la exposición antológica de 30 años de carrera de este gran artista del diseño. La muestra ha viajado por varias ciudades del mundo, de Nueva York a Bilbao, admirada ya por un millón y medio de visitantes.

Armani aprovechó para desmentir un rumor nacido a partir de una broma suya acerca de que vendía su emporio, tentado por una oferta billonaria. Hace un mes declaraba ya en una entrevista al suplemento Crónica de EL MUNDO que las ofertas existen, pero que tiene mucha fuerza, mucha juventud y muchos años por adelante para seguir, tanto solo como en familia, con sus proyectos.

A estas horas, ya está en Hollywood preparando un desfile en Beverly Hills y la gala de los Oscar. Tom Cruise, Katie Holmes o Richard Gere llevarán sus diseños de alta costura en la alfombra roja.

Y de diseño fue también en Madrid la entrega de los premios AD, de la revista Architectural Digest. Uno de ellos para Elena Ochoa, por su trabajo como editora de arte. Lady Foster ya tiene Londres a sus pies; ya era hora de que en su propio país reconocieran también sus méritos.

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